sábado, 12 de mayo de 2012

A fin de cuentas, la humanidad no es nada más que un sándwich de carne entre el cielo y la tierra



Como huele la felicidad. Como huele la risa. Como la sal o la arena. Como huelen las lágrimas y los gritos. Como huele un abrazo. Como huele una palabra. Y las sonrisas. Como huele el amor. Así huele la magia

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